El consumo de refrescos en México no solo se mantiene, sino que sigue aumentando año con año. Los estudios más recientes sobre hábitos de compra muestran que las bebidas azucaradas son parte esencial de la canasta básica mexicana, al punto de que Coca-Cola, Pepsi y otras marcas similares se ubican consistentemente entre las más consumidas por los hogares del país
Según el ranking Brand Footprint 2025, Coca-Cola encabeza la lista con más de 1,331 millones de compras en México en 2024, pero no es la única: Pepsi también se mantiene entre las primeras posiciones, junto con Lala, Bimbo y Alpura. Lo que esto refleja es que el refresco no es un producto aislado, sino parte de un ecosistema de consumo masivo que se reproduce en casi todos los hogares del país.
México, un país “bañado en refresco”
Columnistas y analistas lo han señalado en múltiples ocasiones: México es uno de los países donde más refresco se consume en el mundo. La penetración de estas bebidas es altísima, y la lealtad de los consumidores casi inquebrantable. De acuerdo con datos recientes, más del 80% de los mexicanos consumen refrescos de manera habitual, mientras que la recordación de marca y la preferencia se mantienen en niveles cercanos al 100%
En la práctica, el refresco es mucho más que una bebida: forma parte de la vida cotidiana, de las reuniones familiares, de las comidas en la calle y de las celebraciones. Como bien lo señala la periodista Ruth Rodríguez en Excélsior, estamos frente a “un país bañado en refresco”
El impuesto: una medida que no frena el consumo
A pesar de este panorama, en los últimos años los gobiernos han buscado gravar aún más al refresco bajo el argumento de combatir la obesidad y generar ingresos fiscales adicionales. Sin embargo, la evidencia apunta a que subir el impuesto es una medida inútil e incluso contraproducente.
- El consumo no baja: los datos muestran que, aun con incrementos en los precios, los refrescos siguen siendo de los productos más elegidos por los mexicanos. La elasticidad precio de la demanda en este sector es muy baja: aunque cuesten más, la gente los sigue comprando.
- El sabor pesa más que el precio: estudios recientes confirman que el sabor es el factor número uno en la decisión de compra de los consumidores, mientras que el precio ha bajado al tercer lugar en importancia . Esto significa que subir impuestos no cambia la preferencia del consumidor.
- Un mercado blindado: compañías como Coca-Cola y Pepsi han desarrollado estrategias de distribución, marketing y fidelización tan poderosas que ni siquiera los cambios fiscales afectan su dominio. En México, Coca-Cola reportó un sólido crecimiento en ventas durante el primer trimestre de 2025, demostrando que el mercado está más fuerte que nunca
- Impacto social desigual: el impuesto termina afectando más a las familias de bajos ingresos, que destinan una proporción mayor de su presupuesto a la compra de refrescos. En estados como Chiapas, por ejemplo, el gasto en refrescos supera al destinado a alimentos básicos, lo que demuestra que se trata de un tema cultural y social más que de precio.
¿Qué hacer ?
El aumento de impuestos a los refrescos es, en pocas palabras, una tontería. No detiene el consumo, no modifica las preferencias de los mexicanos y, en cambio, castiga más a quienes menos tienen. Mientras tanto, las empresas refresqueras siguen reportando récords de ventas y afianzando su liderazgo.
México seguirá siendo —para bien o para mal— un país donde el refresco es parte de la mesa. Y los impuestos, lejos de cambiar esa realidad, solo terminan inflando la factura de las familias.