La estancia de Gerardo Villegas en el CERESO fue la más larga de todos los implicados en los llamados “Expedientes X” y durante los casi cinco años que permaneció en el penal, vio, aprendió y se cuestionó muchas cosas. Fue testigo de motines y objeto de extorsiones que se concretaron tanto al interior como al exterior del penal
“¿Cómo le explicas a los internos que no tienes 500 o mil millones de pesos? ¿Cómo le dices a los extorsionadores que tu hijo no es objeto de secuestro? ¿Cómo les explicas que fuimos trabajadores como cualquiera? no lo entienden, no por maldad porque es lo que conocen, lo que les enseñaron, lo que ven como un medio de vida. Todos en el penal dirán que son inocentes, incluyéndonos, al momento que les digas: no tengo ese dinero, qué te van a responder: claro que lo tienes”.
La dificultad para que los internos entendieran que no contaba con ese recurso, señala, tenía sus raíces también en el hecho de las acusaciones que se le hicieron en torno al presunto desvío de 500 millones de pesos y de que hasta los agentes del ministerio público le mandaban decir que desenterrara el dinero.
“Yo pensaba que las narconovelas influenciaban a los niños, nunca a los ministerios públicos. Me decían saca el dinero de donde lo tienes enterrado, me mandaron decir eso con mi abogado. Mi casa está asegurada por enriquecimiento ilícito sin tener una carpeta de enriquecimiento ilícito. Cómo les dices a los internos que no tienes dinero, si el ministerio público es el primero que te dice que saques lo que tienes escondido. Sí es una situación muy complicada. Las cárceles son la estructura volteada de los valores que se intentan vivir en la sociedad, la extorsión es la moneda de cambio de todos los días. A mí me extorsionaron afuera con los temas legales y adentro no pierden la oportunidad. Era de los políticos acusados por robarse 500 millones, entonces no iban a perder la oportunidad de hacerlo, pedirme dinero a cambio hasta por poder salir de la celda o llamar por teléfono”.
Villegas hace hincapié en la gran cantidad de recursos destinados a sostener instituciones procuradoras e impartidoras de justicia, mismas que -dice- se convierten en un ejército de sicarios con nombramiento y permiso oficial.
“Me da tristeza saber que este es un país donde no se puede vivir. Si alguien decide que eres culpable lo vas a ser y se acabó. A nadie le interesa. Hay un marco jurídico y está claro, pero a nadie le importa. El poder judicial cuesta casi 2 mil millones de pesos al año y ¿para qué lo pagas? es dioquis. La fiscalía debe costar 5 mil millones de pesos, los chihuahuenses pagamos alrededor de 10 mil millones de pesos para tener un ejército de sicarios en la calle, que decidan cuándo estorbas o no en la sociedad; sicarios con nombramiento oficial y con permiso. Cuántas denuncias contra los ministerios públicos o jueces hay, cuantos jueces han sido observados por sus resoluciones que luego son tumbadas en juzgados de distrito; mínimo deberían decir que hay que mandarlos a la escuela. Pareciera que tienen licencias de impunidad para destrozar vidas, porque no son para otras cosas como generar equilibrio social o generar justicia, sino para destrozar vidas. Se sientan con el dedo flagelador a decidir sobre la vida de esas personas y sus familias”.
El entorno social en el que se encuentra, continúa, no es en donde quiere ver crecer a su hijo y si hubiera la posibilidad, en un futuro cuando haya concluido sus procesos, se iría a otro país. Por el momento, ni siquiera tiene visa.
“Esta sociedad no es en la que quiero que crezca mi hijo o sus hijos. Tengo toda mi vida aquí y una de las razones por las que me metieron a la cárcel es porque dicen que no tengo arraigo. Hay que terminar los procesos y determinar la inocencia, pero si hubiera la posibilidad me iría a otro país. No tengo visa ni mi familia tampoco porque el estado nos la retiró, pero yo no quiero que mi hijo crezca en una sociedad donde, si el día de mañana alguien decide que es culpable de algo lo puedan señalar con la facilidad con la que ahora se hace. Es parte de la tristeza de verte dónde estás parado. Soy economista, mi enfoque es el desarrollo regional, yo creía en motivar y propiciar el desarrollo económico en beneficio de las personas, eso ha cambiado”.
El economista y candidato a doctor en administración pública, recuerda que anteriormente, la educación era un punto importante dentro de su escala de valores, al igual que lo era la llamada cultura del esfuerzo. Ahora, no sabe si eso le será de utilidad.
“Yo ponía en posición importante el tema educativo, creía en el tema de la meritocracia, en la cultura del esfuerza. Trabajaba desde temprano, me iba al último, a costa del tiempo con mi familia, porque verdaderamente creía en eso. Pero después, sentado en la celda veía los abarrotes y pensaba en ello. Jamás me voy a quitar el estigma, jamás voy a tener una palestra como la que tuvo Javier Corral a nivel nacional para destrozar mi vida, jamás tendré un presupuesto como el que él dedicó para destrozar mi integridad. Me la pasé estudiando, pero ahora qué voy a hacer, de qué voy a vivir. Se le olvida a la gente esa parte de que hay que sacar adelante a la familia. Sí me daba mucho coraje, ver las noticias cuando estás en prisión y ver lo que hacen con tu nombre, es terrible”.
En reclusión, la idea de la venganza tomó forma en algún momento y luego se desvaneció, al igual que ocurrió con la imagen que tenía de jueces y magistrados a quienes pensaba como figuras incorruptibles. Sentado en su celda se dio cuenta que las cosas eran diferentes.
“Sí pensé en la venganza. Siempre creí que el ministerio público y el gobierno solo habían construido una novela y les faltaban elementos no le entendían a la administración pública. Yo no concebía cómo podía haber jueces de consigna si los señores vienen de una meritocracia. Jamás había tenido contacto con un juez o un magistrado y me los imaginaba como alguien muy respetable, y cuando te das cuenta que dicen una serie de estupideces y que con eso te formulan cargos y que además lo hacen de manera intencional, no puedes entender que tú que eres neófito en el tema -porque nunca estuviste involucrado en temas jurídico penales- y que lees la ley que es muy clara y tus argumentos no funcionan, pues si empiezas a decir “estoy perdido en esta sociedad”. Sentado en la celda empiezas a darte cuenta de eso”.
Para el ex funcionario público, las instituciones son entes agachados y manipulables, pero la sociedad no se da cuenta, o no lo quiere hacer, de lo que ocurre hasta que le suceden las cosas.
“Mis allegados saben qué fue lo que viví y eso es lo único que me interesa, al resto de la población no le interesa y no los culpo. Hasta el día que les pase se darán cuenta que no existe la división de poderes desde la primera hasta la última de las instituciones son agachadas, hay una manipulación y simulación en todo esto. Cuando finalmente logras reflexionar, dices ¿a quién le interesa? ya no me importa qué piensen de mí. Cuando trabajé en DIF sentí que ayudaba a la gente, creí que había hecho cosas que beneficiaban a la población y ¿dónde quedó todo eso? se me olvidó que debía estar enfocado en mi familia”.
Su caso, explica, no es el único donde pueden advertirse violaciones a los procesos, existen decenas de personas en reclusión que no supieron lo que ocurrió en su juicio.
“El CERESO está lleno de personas que no supieron qué paso en su juicio, personas que jamás vieron una carpeta de investigación, que el ministerio público fue el que los presionó para que se declararan culpables. Habría que analizar cuántos se declaran culpables por amenaza y cuántas sentencias finalmente fueron revertidas por un amparo. Somos mera estadística, no es un tema de justicia, a nadie le interesa la justicia, a Corral no le interesaba la justicia”.
-Déjate de mamadas, agarra tu muleta ya para que este pedo se acabe.
-El encierro es difícil, saber que tu familia está en riesgo es lo peor
Estar encerrado en un espacio minúsculo y sucio, le significó un choque de realidad, sin embargo, darse cuenta que su familia cercana estaba en riesgo fue lo más difícil de enfrentar mientras estaba detenido.
“La parte del encierro fue muy difícil. Vivir en un espacio de 3×2 con una especie de letrina baño, con una cámara todo el tiempo, no hay ventanas, lo sucio, lo maltratado de todo, el agua fría en serio, que te empieces a dar cuenta que esa es tu realidad y que no hay nada que la cambie. Pero sin duda el momento más difícil que viví fue cuando sentí que se estaban tratando de meter con mi familia. Después del cateo verdaderamente me preocupé mucho, se dieron cuenta que era mi talón de Aquiles y empezaron a explotarlo. Que siguieran a mi esposa, que se le atravesaran los ministeriales, que se le aparecieran en la casa, que existiera la amenaza latente. Luego me enteré por algunos funcionarios de hacienda que la instrucción que tenían era venir y sacar todas las cosas de mi familia a la calle, ellos ya no se quisieron prestarse. Esa parte si me puso mal, no podía hacer nada, me sentía muy indefenso y por más que lo trataba de decir no hacía eco en ningún lado. Yo trataba de decirle a mi familia que se fueran porque no quería verlos vivir esto y no podía dejar que los usaran en mi contra; a lo mejor iba a terminar declarándome culpable. En el penal me decían: déjate de mamadas, agarra tu muleta ya para que este pedo se acabe.
La estancia en el reclusorio generó algunos cambios emocionales que le han llevado a pedir ayuda profesional en aras de no ocasionar más daño a su familia. Sabe que el encierro físico y mental tienen consecuencias que ha decidido enfrentar.
“Empecé a tomar terapia. Siento que si cambié mucho y creo que muchas cosas deben estar guardadas, entonces trato de que alguien me ayude a sacarlas adelante. Mínimo mi familia merece que no les siga causando daño. Allá adentro no tienes amigos, todos están sufriendo, todos sufren frio, calor, pasan hambre, tienen carencias, no vas a encontrar una mano hermana a donde puedas ir a hacer catarsis. Creo que no debes estar tan normal cuando te das cuenta que allí adentro matan a dos tres y no te produce sorpresa. Se pierde una parte de la sensibilidad y tienes que hacerlo, ves a quien sufre más que tú y ni modo porque se trata de supervivencia, cada quien se hace cargo de sí mismo, ni siquiera es un tema de elección. La realidad supera la ficción en lo que respecta a las cárceles, a mi familia le tocó vivir dos motines, en un caso 75 personas fueron a matar a uno, les tocó escuchar los balazos, ver el cuerpo del muerto”.
-No fue Duarte el que me metió en esto, fueron otros intereses
-Los ciudadanos tienen el gobierno que se merecen; en lugar de elegir al más inteligente optan por el que dice más estupideces
Respecto a si hay o no algún sentimiento negativo en contra de César Duarte, Villegas dice que al inicio llegó a plantearse algunos cuestionamientos, sin embargo, después se dio cuenta que había otros intereses los que lo mantenías tras las rejas. Además, apunta a que no fue Duarte quien lo metió a la cárcel o declaró en su contra.
“En un principio decía: por qué no se entrega y para la persecución de tantas familias, en un ejercicio de congruencia es una bronca suya atiéndala. Así lo veía. Después me di cuenta de las carpetas y vi que esto no es una bronca de Duarte sino de este cuate (Corral) que está peleado con el mundo, que trae otros intereses. Cuando querían que me declarara culpable, pretendían que declarara contra personas que yo ni conocía porque Javier Corral quería ser presidente de la república. Eso fue entre octubre y noviembre de 2017, no había pasado un año de que fuera gobernador y ya quería ser presidente. ¿En serio era Duarte su problema, no lo creo. A lo mejor nos fue bien que no se entregara, porque al momento en que se le hubiera acabado el discurso, ¿qué habría pasado con el resto de las familias, de la población?, hubiera encontrado un nuevo enemigo culpable de todos los males de los chihuahuenses. La verdad es que Duarte también la ha pasado mal, su familia la ha pasado mal y creo que no se lo merece y la gente no va a reconocer que fue un buen gobernador. Duarte no fue quien me llevó a esto o declaró en mi contra, no fue el que dijo que yo era el Secretario de Hacienda, porque en las declaraciones dice: “yo fui un alto funcionario, no sabía nada de lo que pasaba en la secretaría, Gerardo decidía todo lo que pasaba allí: anónimo”. Nunca me di cuenta que era secretario y casi gobernador porque según las acusaciones, yo decidía sobre grupos enteros. ¿Cuándo fue eso que no me di cuenta? si hubiera sido así, no hubiéramos hecho tantas estupideces”.
Los ciudadanos, dice, tienen el gobierno que se merecen porque son ellos quienes deciden a quién llevará las riendas del estado, por tanto, si se elige al menos apto, es problema de la misma sociedad.
Los ciudadanos tenemos el gobierno que merecemos, porque al final de cuentas es tu responsabilidad para eso lo contratas, para que te gobierne, para que dirija tu empresa y tu empresa es la sociedad. Si eres apático es tu bronca, si seleccionas al que dice mas estupideces es tu bronca. Selecciona al más inteligente, al más preparado, al que trae más información, no, escogen al que dice más estupideces. Ahorita creo que tenemos una buena oportunidad, la gobernadora ha sido muy entrona. También es un tema de equipos, ojalá conforme un buen equipo, porque algunos hasta parece que se llaman, cómo es posible que Corral encontrara tanta mugre, no lo entiendo, de dónde salieron, dios los hace y ellos se juntan; salieron, pero a todos los niveles”.
-El día a día y lo que viene: demostrar su inocencia y buscar la reparación del daño
-Nunca volveré a la política, no me interesa
-Siento que me utilizaron de una forma muy fea
Al retornar a su vivienda, cuenta, se encontró de pronto en un sitio en el que ha pasado menos tiempo que en el CERESO, por lo que el día a día está enfocado a la readaptación a una nueva condición de vida y a la búsqueda de algún esquema que le permita ser productivo.
“No hay otro lugar donde quisiera estar que aquí en mi casa. La verdad es que ha sido una oportunidad para disfrutar con mi familia, me estoy ajustando, la casa la compré en 2014 y me detuvieron en 2017. Llegar aquí y saber dónde están los apagadores, me levanto en la noche y me pego en la pared. Duré 6 años como funcionario público de tiempo completo y luego me detienen 5 años más, entonces tengo 11 años fuera de mi casa. Estoy buscando la forma de cómo producir estando aquí.
A la política no volverá porque ha aprendido que el servicio público es ingrato y porque, además, siente que fue utilizado de una manera nada agradable.
“Era la primera vez que trabajaba como funcionario público. Nunca volveré a la política, jamás. Fui por tratar de ayudar porque así lo creí. Yo creo que sí me chamaquearon, siento que me utilizaron de una forma muy fea. Ahora digo, cómo es posible que pasaron tantas cosas frente a mi y no me di cuenta. Cuando estaba en el DIF me sentía muy contento, cuando me cambiaron no tanto, la Secretaría de Hacienda no es un lugar feliz. El sabor de boca que me queda es que el servicio público es muy ingrato, no es agradecido. No dejaría de nuevo a mi familia por eso, no me interesa”.
Enfocado en concluir los procesos jurídicos y administrativos pendientes, Villegas dice que, además de buscar demostrar su inocencia, vienen una serie de demandas en busca de una reparación del daño ocasionado.
“Terminar de defenderme de todos los procesos. Una serie de demandas, no de venganza, pero sí como cierta reparación del daño. Mucha gente no se ha ido, incluso trataron de iniciarme una nueva carpeta penal, seguramente lo harán. Necesito demostrar mi inocencia. Faltan juicios, mucho tiempo. Lo que sigue es seguir ganando y poniendo denuncias, al final las autoridades decidirán si lo que yo considero es un delito lo es o qué procede, pero si va dirigido a los funcionarios que manipularon los hechos, a la aplicación de leyes que ya ni siquiera están vigentes, a la violación del debido proceso, a la violación de las garantías individuales. La denuncia por tortura prevalece igual que la de extorsión, tengo que darle seguimiento”.
En este escenario, Villegas permanece en su domicilio con un brazalete pagado por su familia y dice que, la autoridad ha destinado por lo menos 13 millones de pesos tan solo en sus más de 150 audiencias.
“Tengo el brazalete puesto y vienen y preguntan por mí. Hay demasiados recursos enfocados en mi persona. He acudido a 159 audiencias, hace tiempo dijeron que el costo de cada audiencia era alrededor de 80 mil pesos, entonces se han gastado 13 millones de pesos solo en mí y en mis audiencias sin hablar del resto de recursos que han utilizado. ¿Cómo pueden decir que no es una persecución? de las 32 personas detenidas, 3 acumulamos 40 procedimientos y mientras estás en la cárcel más te cargan la mano”.
El recomienzo será complicado debido a que los ahorros personales se terminaron en los primeros cuatro meses de reclusión y por ahora sus deudas son mayores a lo que había logrado reunir durante su vida productiva.
“Debo más de lo que logré ahorrar en mi vida. No puedo hacer nada con la educación o acaso alguien me va contratar como director administrativo; no puedo regresar a la función pública, fue catedrático en la universidad, pero ¿crees que a la gente se le va a olvidar? Mis ahorros se terminaron en los primeros 4 meses, vendí un vehículo y aguanté otro tiempo, luego empecé a pedir ayuda, pero las ayudas se terminan, luego empiezas a pegarle a los ahorros de la gente que te quiere y finalmente, que son los cuartos abogados que tengo, fue un poco apelando ya a la amistad que me defendieron.
En este contexto, el entrevistado plantea diversos cuestionamientos respecto a si todo lo hecho en este tiempo y que repercutió directamente en su persona, sirvió en realidad para combatir y terminar con la corrupción.
“¿Acabaron con la corrupción? ¿Por qué nadie pregunta cómo le hizo Javier Corral para gastarse 70 mil millones de pesos durante 5 años sin hacer nada? ¿En qué gastó 350 mil millones en toda su gestión, en dónde están, es en serio que nadie se lo pregunta? Fue muy fácil decir “Duarte no terminó el hospital de Juárez”, ni él tampoco lo hizo y no le interesó un carajo porque no le interesó un carajo los chihuahuenses y la sociedad”, concluye.